lunes, 9 de agosto de 2010

Parole

Por primera vez, no quiero definirte o categorizarte, o guardarte en una cajita o saber siempre dónde encontrarte. Sí quiero subirme a ese tren, buscarte, bajarte del estante, ponerte en un papel de regalo azul, desenvolverte, mirarte.

Mirarte cuando te subas a tu bicicleta un día de lluvia, que me cuentes qué te hace soñar y que te sonrojes con mis piropos.

Que rías a carcajadas, que te rías de mí y de mis cajitas, y que me enseñes a hacerlo con vos. Que cantemos debajo de esa lluvia y escuchar tus declaraciones de principios una y otra vez, cerrar los ojos para no ver las ranitas, y tomarme de tus manos para volver a soñar, y soñar.

Sos sorpresivamente real para mi mundo al que serás siempre bienvenido.

(Y dicen que así se siente la vida)  

viernes, 18 de junio de 2010

Some people live just to play the game (A. Keys)

Viajo en la línea del subte A... subo en la estación Acoyte un miércoles después del mediodía.

Me impregna un olor a mandarinas.

Mi protagonista mueve sigilosamente sus manos arrancando la cascara de a poco, en cámara lenta. Sus ojos se concentran en su presa, unos gajos del placer que está a punto de poseer.
A ella le gusta pensar que ha sido creada por una razón especial y que no es cualquier chica. Tiene veintidos años, el pelo enrulado, y a su cuello lo cubre una bufanda blanca de lana.
Un piercing me saluda desde su ojo derecho y aunque esta chica podría parecer rebelde, sueña con casarse de blanco y se emociona al escuchar el Ave Maria.

Pela una rebosante mandarina por completo, la abre a la mitad.
Los gajos la miran y noto que se han enamorado. Hay cinco gajos que se sonrojan... son los tímidos del grupo, a veces simplemente prefieren mirar para otro lado ante la presencia de señoritas jóvenes y soñadoras.

El resto estalla en carcajadas nerviosas. Claramente no saben manejar la situación pero el corazón se les acelera, se derriten, le salpican la cara y le mojan las manos. Ella saca un pedazo de papel de su mochila, se limpia las manos y la cara. Elige uno, lo corta y lo separa del resto.

Entonces ahí los gajos compañeros abren grande sus ojitos sin entender qué pasa, se aprietan entre ellos y al gritar desaforados se confunden con el ruido ensordecedor de las vías del subte, las voces de la gente que se habla a sí misma y un bebe que se acaba de largar a llorar. El caos. La luz se entrecorta y sube más gente al subte. Sus labios ya apresan al gajo que se ha entregado.
Ella bajó en la estación Perú. Las cascaras quedaron en el piso del subte ya vacío…

La muerte les llegó a uno por uno aquel miércoles después del mediodía. 
Después de un idílico amor a primera vista. 
De esos que solo suceden en el subte.

lunes, 12 de abril de 2010

El susurro de la ilusión

Eran las siete de la tarde cuando declaraste: “Esto no avanza más”

Nos quedamos atascados en el tráfico por tres horas. Fue la fatalidad que definió como inevitable lo que ambos habíamos postergado por años.
Y hoy tengo que darte la razón. Nos quedamos estancados en unas siete de la tarde eternas. Miré el reloj y pensé en las siete veces que me inventé excusas para llamarte. Las más de siete veces que me olvidé de mí en tu boca y soñé con tus manos… por Dios esas manos.

¿En qué me había metido? ¿Porque acepté que me alcanzaras hasta ese cumpleaños al que ni ganas tenía de ir?
Sin embargo, mi poder para actuar como si nada pasara cada día me sorprende más. De pronto podía hablar con la facilidad de un orador acerca de las preocupaciones de las hormigas en un día de lluvia como formular hipótesis acerca de la inmortalidad del amor.

El entusiasmo fue mutuo hasta que los temas se acabaron y por fin me callé la boca.
Y como si existieran niveles, juro por mi poder de oratoria, que nos hicimos el amor en el primer nivel de nuestro primer beso.

jueves, 18 de marzo de 2010

Sufro el haberme movido de un tiempo perfecto.
Prisionera del caramelo pegajoso de tus palabras, esponjosas todas, inolvidables todas.
En el aire resuena un tango conocido con sabor a juventud. Otra vez, el estar en el momento justo, en las notas perfectas, en las risas y en el secreto de saber que solo vos me ves.
Por culpa del éxtasis de un baile brujo y experto en insolencia, enloquecí en tu cuerpo y fui adrenalina de lo desconocido.

Ansías todo, Torbellino. Encaprichado con el futuro sos guerrero de tu presente. Un hacha de madera cuelga de tu cuello, trofeo de una eterna pelea.
De nuestras peleas. Mi bailarín.

Balada para él
Letra: Horacio Ferrer
Música: Astor Piazzolla


Cayó la tarde y él tenía tangos,
whisky en la zurda y, en la otra, sed.
Su voz, un gusto de magnolia macho,
los muslos duros de saber volver.
Cayó la tarde y él tenía tangos,
tangos alzados que sabía él, él, él.

Él te sembró toda la piel de quieros,
y quiero a quiero calentó tu piel,
desabrochó tu soledad por dentro,
de un sólo quiero y de una sola vez.
Él te sembró toda la piel de quieros,
quieros enteros que mordía él, él, él.

Su boca encinta de un misterio bravo,
diez hembras hondas te empujó a crecer,
porque en tu pelo y tu silencio largos,
veinte varones él sabía ser.
Su boca encinta de un misterio bravo,
misterio en fardos que cargaba él, él, él.

Y tuvo tangos, otra vez, su tarde
porteñamente sangradora y fiel,
cuando se fue con todo el beso al aire,
whisky en la zurda y, en la otra, sed.
Y tuvo tangos, otra vez, su tarde,
la tarde grande que moría en él, él, él.

martes, 8 de diciembre de 2009

Decisión



Elegí dos películas de Woody Allen que se que te gustarían, y encontré por fin el lugar perfecto para una cena romántica.

Tengo la canción perfecta para cantarte y tres platos que me animaría a cocinarte (sin demasiadas garantías)

Encontré el lugar más lindo para andar en bicicleta y luego pasarnos la tarde hablando tonterías.

Solo que no me animo a decírtelo.

domingo, 6 de diciembre de 2009

El rodeo

Donde Eros se reencuentra.

Descripción densa de una habitación cerrada y a oscuras con tres lágrimas silenciosas, una pregunta, botas de cuero, un jinete.

El jinete.

Desafiante, sujeta las riendas de la provocación continua. Silencio afuera. Incertidumbre dentro.


¿Cómo se lo que vendrá ?


Los cabellos le brillan en la negrura de un escenario especialmente montado para la ocasión, se ha puesto hermosa en virtud de la multiplicidad de besos que le han dado en su vida y hay quienes dicen que los años le sientan bien.

¿Qué sabemos del jinete? El cabalga con seguridad y se le ha encarnizado una mirada felina.


Rodearme de vos


¿Quién se atreverá a fotografiar el instante en que el correteo finalice y estos dos se vuelvan el apetito y la sed de los verdaderamente libres?