Y es que a mí me guiará una voz…
Tu Voz
Nunca se durmió tu canto,
sigue golpeando fuerte en el pecho,
como un bombo que repiquetea en mi alma
Es tu latido de ángel libre
que no cesará a pesar del paso de mis estaciones…
Recuerdo que el otoño creyó verte partir
y las hojas del alba cayeron
para besarte los pasos,
para sentir cómo era tenerte cerca,
para conocer cómo era la amistad de la que todos hablaron.
En tus primaveras, fuiste el cantor que abrazado a su guitarra
transitó la vida junto a expresivas voces,
deseando todas armonizar el amor y la añoranza.
En este invierno porteño, tu grave y cálida voz abrigó mis sueños
y se fundió en este poema.
En cada verano, se que Santiago arderá al extrañarte
y al evocarte sonará una chacarera.
Y es que solo seré lo que crezca de mi raíz,
mi padre.